Ediciones Bella Sombra se construye sobre experiencias de lectura, sobre sensaciones diversas y sobre algo tan falible o tan certero como la intuición.
¿Es lo mismo leer en la pantalla que leer sobre el papel? ¿Existen textos que se leen mejor en uno u otro formato? ¿El medio es el…?
Hay, nos preguntamos, algo que iguale la sensualidad del murmullo de las hojas al correr, mezclado con la inaudible voz de los personajes, ese diálogo anhelante que corre por las páginas como un arroyo de serpientes.
Un libro viejo y cansado, con hojas amarillentas de bordes ligeramente más oscuros, ¿nos habla igual de Bolaños que del Dante?, ¿Conviene el verde pastel a los Paseos con Robert Walser, el negro al policial duro, el naranja a una colección de poemas?
Pero claro, ¿todo se agota allí? ¿una editorial debe parecerse a un hotel boutique? Y, por otro lado, ¿no son muy leíbles los libros con tapas que apenas dicen, en hojas que raspan la mano, que dejan en el tacto una huella de la dureza del camino del autor hasta llegar a la edición?
Y dentro ¿Qué ponemos dentro? ¿Palabras al azar o palabras azarosas? ¿Editamos o imprimimos? ¿Buscamos, descubrimos o copiamos?
Y no sólo palabras ¿qué imágenes contemporáneas habitarán nuestras publicaciones de arte? ¿qué formas nos reclamarán?
Así nacemos, llenos de preguntas, ansiosos por respuestas, con algunos Puntos Luminosos en el mapa de la desolación: no vamos a publicar de cualquier manera, no vamos a cerrar las puertas a alguien que cree en su escritura.
Vamos también a buscar hacia atrás, en el fondo de los baúles de la memoria de la literatura, sin rescatar a nadie, sólo buscando su compañía, haciendo que su voz, de nuevo, nos guíe, hoy, bastantes años después.
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